sábado, 17 de noviembre de 2012

Buceando en aguas de otro mar

 Hoy he vuelto a sentir aquel fresco olor. He vuelto a ver su sonrisa y sus ojos alegres y misteriosos clavados en mis pupilas. He vuelto a sentir el calor del parqué bajo mis pies descalzos. He vuelto a soñar con nuevos mundos. He vuelto a sentirme feliz, triste, impaciente, maravillado con las historias de aquella dulce y extravagante cuentacuentos. He vuelto a tragar aquella agua salada, a dejar que la arena de aquel castillo se me escape entre mis pequeños dedos. A dejar que sus gritos sean el sonido más dulce que recuerdo. A ser un detective metido en grandes apuros. Hoy he vuelto a oír solo la parte más positiva de la melodía. A tener las rodillas "como un Cristo" por mis múltiples caídas, como mi madre solía decir. A recordar todo lo que un día fui y a olvidar todo lo que soy por un rato. Hoy he vuelto a ser un Peter Pan.

El día siguiente era sábado. Por la mañana, ensayo con el conde Arnaldos en el Liceo y por la tarde entrenamiento de judo en el cuartel. No había más remedio que seguir la rutina. Como si no hubiera ocurrido nada. Sólo que este sábado nada de bares ni discotecas. Me faltaba el compañero del alma, compañero, que diría el conde Arnaldos.