lunes, 20 de junio de 2011

Barrio nuevo, vida...la misma


 O peor, no sé yo qué decir, la verdad. Pues eso, resulta que nos mudamos hace poco más de una semana, si no recuerdo mal. El nuevo piso es bastante más grande... ¡tengo una habitación que ya me gustaría haberla tenido hace más tiempo! Dado que ahora cabe aquí y que así lo preferí yo (por las constantes riñas con mi hermana cuando se quería acostar) el ordenador pasa ahora a estar en mi habitación. Al menos ahora tengo más tranquilidad y privacidad en ese sentido. Pero bueno, cosas materiales aparte, casi preferiría seguir viviendo en mi antiguo barrio, porque allí nací, jugué y crecí durante casi 17 años de mi vida. Es cierto que cada vez iba a peor, que bajabas al parque y los del banco de al lado fumaban porros echándote el pestazo indiscriminadamente o dejaban el suelo lleno de botellas de cerveza; que los niños jugaban al fútbol tan cerca de ti que corrías serio peligro de que te dieran un buen balonazo en la cara (¡aunque bueno, yo también fui niño!) y que, en definitiva, no era un barrio muy seguro que digamos. Pese a todo eso, lo echo de menos. Si por lo menos conociera a alguien aquí me sentiría menos extraño y no me importaría estar aquí o allí. Pero bueno, ¡habrá que acostumbrarse...!Como todo en la vida.
 La mudanza y el traslado a nuestro nuevo piso coincidieron con la fecha de los exámenes de selectividad, y el 2º día (de selectividad), que era martes, me pasó algo desagradable. Un accidente tonto que podría haber sido mucho peor. Iba yo en bicicleta a casa de una chica de mi clase a recoger unos apuntes de geografía que había perdido, y cuando estaba ya cerca, a punto de cruzar una carretera por un paso de peatones, una furgoneta se pasó con tan mala suerte que me alcanzó, dándome un golpe en la rodilla derecha. Tuve suerte de que al caer al suelo no me hice nada, pero evidentemente estaba muy asustado. La furgoneta, creí ver en ese momento, se quedó parada un instante y se marchó. Una mujer primero y luego un hombre  vinieron corriendo a socorrerme, y el hombre me llevó en su vehículo hasta el hospital, donde pasé toda la tarde en urgencias para decirme, tras hacerme una radiografía y ponerme una venda, que no era nada grave, ningún esguince ni nada (aunque la pierna se me había hinchado). Total, que tras contárselo a mis padres e ir (él) a comisaría, le dijeron, al cabo de los días, que el hombre que me atropelló era el mismo que me había llevado al hospital, que no me lo había dicho en el momento del accidente por miedo a que lo denunciara por no tener asegurada su furgoneta, y que le gustaría que le dise yo mi número de móvil para poder disculparse. A día de hoy no le he dado mi número. Su hermano me envió una petición de amistad en una red social, pero no lo acepté. No les guardo rencor, por supuesto. Simplemente que no quiero seguir ahondando en este tema. Solo quiero olvidarlo, o al menos intentarlo. Yo, pese a todo, le estoy agradecido al hombre porque al menos no me dejó allí tirado, y además se veía buena persona, por lo que no voy a denunciar, y seguramente contacte de algún modo con él para hacérselo saber. En fin, ¡las cosas que me pasan...! 
Bueno, pretendía seguir escribiendo un poco, pero me duele un poco la cabeza y lo dejaré aquí por hoy. Sé que hacía mucho que no publicaba, pero era porque durante el proceso de la mudanza mis padres se dieron de baja de internet, y una vez aquí nos hemos cambiado de compañía. Ahora estamos en Orange, porque ONO te daba unos sablazos que daban ganas de llorar. Así que creo que la próxima publicación será dentro de no mucho. No sé realmente si este blog le interese a alguien o no, pero a mí al menos me sirve de desahogo, es como mi segundo diario jaja. ¡Así que no tengo intención de dejarlo, al menos de momento! Gracias por estar ahí, hasta otra ;)